El nombre Lucifer, se le adjudicaba a Venus cuando se eleva como estrella matutina. La palabra Lucifer significa simplemente Portador de Luz. A finales del siglo IV (que es cuando se establecen los Luciferianos), Lucifer era un nombre aceptado (casi normal), no sólo los cristianos lo usaban como nombre propio, sino que hasta un Obispo de la Iglesia Romana se llamaba así (obispo Lucifer). El traductor del Vulgate Latín, es decir, el antiguo testamento, (San Jerónimo), tuvo una seria diferencia de opiniones con el Obispo Lucifer y no tuvo nada mejor que idear una forma de desacreditar a éste obispo y a sus partidarios, colocando una traducción débil del nombre de un Rey Babilónico en el Vulgate (antiguo testamento) como "Lucifer". Aparece en Isaías 14:12, en donde el verso se traduce de forma variada como: "¡Cómo has caído tú del firmamento, oh estrella matutina, hijo del alba!", o "¡Cómo has caído tú del cielo, oh estrella matinal, hijo de la mañana!", y "¡Cómo has caído tú, oh Lucifer, hijo de la mañana!", bueno, ésta última variación es la que usa el Vulgate, la Biblia de San Jerónimo. Lucifer no está en las traducciones Hebrea o Griega. El uso que hace San Jerónimo es una traducción pobre, y el contexto en el que está escrito, transforma a este término (Lucifer) referido al rey Nabucodonosor, no del Diablo Cristiano. La expertos no han podido explicar el porqué se cometió y aceptó tal error. Resumiendo, Lucifer se volvió un sobrenombre para el diablo cristiano como producto de una estúpida pelea entre dos estos dos eclesiásticos, uno que se llamaba Lucifer y el otro que abusó de su poder como traductor de la Biblia. Lucifer no aparece en ninguno de los textos de la Biblia, ni en el hebreo ni en el griego. Es decir, el nombre ni siquiera aparece en los originales. Ese nombre fue introducido voluntariamente en la versión al latín, conocida como Vulgate.